Sintomatología de la gripe

El corazón me hierve a borbotones de treinta y nueve grados y medio en el centro de la mesa.

La garganta me gruñe canciones de amor y te sirve el dolor de mis articulaciones como plato principal mientras tú bebes los latidos de mis sienes a sorbitos pequeños.

Entre bocado y bocado me troceas los escalofríos con cuchillo y tenedor de plata. Siempre has dicho que el gris es tu color favorito de ocho a diez de la noche.

Yo te espío con los ojos abiertos y la nariz cerrada.

A los caníbales hay que verlos pero no olerlos.

Eso reza el prospecto del termómetro.

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