Siempre llega un momento cada noche en que me quedo muy
quieta. Me obligo a no mover ni un sólo músculo. No me atrevo ni a respirar.
Tan sólo me quedo ahí. Paralizada. Viendo como el mundo se mueve vertiginosamente
y sin parar. Da igual si estoy en medio de mil personas que bailan a mi
alrededor o que esté con mi almohada en el centro de la cama. No importa si es
verano y el aire lleva sal y arena o si es invierno y el viento trae nieve y
vaho. De una u otra forma noto al tiempo taladrando mis células y
carcomiéndolas segundo a segundo, noto a la vida oprimiendo mis venas y
licuando mis sueños, noto a la soledad expandirse en mis músculos y estirarse
en una sonrisa. Y es entonces cuando empiezo a moverme otra vez y sigo bailando
en medio de esas de mil personas o me giro y cierro los ojos para dormir,
siendo consciente más que nunca de que se puede sufrir con o sin lágrimas.
Hasta mañana.
*U.S. Girls - The island song
Quieto, apenas respirando...como si algo fuese a suceder...la inminencia...
ResponderEliminarel tiempo nos va comiendo, y contra eso sólo podemos usar la inconsciencia de los locos o la huida hacia delante de los cuerdos.
ResponderEliminar