Érase una vez...

Porque ya nos hemos comido las perdices, las princesas, los príncipes y las hadas madrinas.

Porque ya me has exprimido todos los poros de mi anatomía dibujada en la tarima.

Porque ya no me convence ni El Principito de que eres su alter ego cristalizado.

Porque ya no encuentro las migas de pan que me guían hasta tus costados.

Porque ya me has succionado los encantos y las ganas de inventármelos.

Porque ya no me interesan tus cantinelas de sereno trasnochado.

Porque ya no me conformo con soñar a Viena desde tu tejado.

Porque ya no recuerdo la temperatura de tu miocardio.

Porque ya no reconozco a Apollinaire en tus labios.

Porque ya no me perdono otro amanecer en blanco.

Porque ya me he cansado de reflejarme a tu lado.

Porque ya ni los besos me duran un vatio.

Porque ya tienes los dedos calcinados.

Porque ya no te quiero.

THE END

P.D.: Porque, en realidad, los finales felices son cuentos sin acabar…

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