-Siempre llevas las uñas pintadas de rojo.
-Me gusta el rojo.
Me miró y sonrió.
-A mí me gusta el verde.
-En pequeñas dosis no está mal.
Le miré y sonreí.
-El rojo y el verde mezclados dan morado.
-Eso explica por qué me salen cardenales cada vez que nos vemos.
Me revolví en la cama y me di la vuelta. Él me besó los hombros. Alguien llamó a la puerta. Era el servicio de habitaciones.
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